La Fiscal General Pam Bondi desclasificó el «anexo Clinton», un documento solicitado hace tiempo por el Senador Chuck Grassley, el cual confirma que el director del FBI de Obama, James Comey, no investigó a fondo el escándalo del servidor ilegal de correos electrónicos de Hillary Clinton, durante las semanas previas a las elecciones presidenciales del 2016. Esta es la nota de prensa del Comité Judicial del Senado:
Nuevo Reporte desclasificado del organismo de control del Departamento de Justicia muestra que el FBI omitió recursos en la investigación de los correos electrónicos de Clinton.
El FBI no tomó las medidas de investigación normales ni revisó todas las pruebas
WASHINGTON – El presidente del Comité Judicial del Senado, Chuck Grassley (republicano por Iowa), reveló hoy las conclusiones de la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia (DOJ), que indican que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) no investigó a fondo el uso de un servidor de correo electrónico privado por parte de Hillary Clinton ni el manejo indebido de información altamente clasificada durante su periodo como Secretaria de Estado. El «anexo Clinton», recientemente desclasificado, forma parte del reporte de la OIG del DOJ de junio del 2018, que analiza la gestión de la investigación a Clinton por parte del DOJ y el FBI. El DOJ, bajo la dirección de la Fiscal General Pam Bondi y otras agencias, desclasificaron y entregaron el anexo Clinton a Grassley a petición suya. Grassley ha buscado información del Departamento de Justicia y el FBI sobre el documento desde el 2018 y nuevamente presentó su solicitud al entonces fiscal general Bill Barr en el 2019. Él, junto con el senador Ron Johnson (republicano por Wisconsin), solicitó al presidente Donald Trump que desclasificara el documento en el 2020 y Grassley reiteró la solicitud en el 2025.
“Este documento demuestra una extrema falta de esfuerzo y diligencia debida en la investigación del FBI sobre el uso del correo electrónico y el manejo indebido de información altamente clasificada por parte de la exsecretaria Clinton”, declaró Grassley. “Bajo el liderazgo de Comey, el FBI no realizó una investigación fundamental y dejó pruebas clave sin resolver. El enfoque negligente del FBI de Comey y su quizás intencional falta de esfuerzo en la investigación a Clinton contrasta marcadamente con su exhaustiva investigación de la farsa de la colusión entre Trump y Rusia, la cual basada en el expediente Steele, no corroborado y ahora desacreditado. El proceso de toma de decisiones de Comey huele a infección política”.
“Advertí hace años que la investigación a Clinton no dio en el blanco y agradezco que el pueblo estadounidense finalmente pueda ver los hechos por sí mismo”, continuó Grassley. “Tras casi una década en la sombra, esta información sale a la luz gracias a la dedicación de la Fiscal General Pam Bondi y el Director del FBI Kash Patel para cumplir con mi solicitud al Congreso. Agradezco su continuo compromiso con la transparencia y los insto encarecidamente a que continúen revisando a fondo este asunto, incluyendo su impacto en la seguridad nacional”.
Lea el anexo de Clinton AQUÍ.
El anexo de la OIG del Departamento de Justicia sobre Clinton muestra que el FBI obtuvo memorias USB de una fuente durante la investigación a Clinton, pero el entonces director del FBI, James Comey, así como el entonces subdirector del FBI, Andrew McCabe, el exagente especial del FBI, Peter Strzok y otros, no realizaron búsquedas adicionales y específicas en las memorias USB, a pesar de que contenían información relevante para la investigación. El informe de la OIG del Departamento de Justicia ilustra que, como resultado, el FBI no investigó exhaustivamente el caso Clinton ni examinó los graves riesgos para la seguridad nacional creados por el manejo negligente de información altamente clasificada por parte de Clinton. Según la OIG del Departamento de Justicia, las memorias USB contenían información altamente sensible extraída de agencias gubernamentales estadounidenses, incluido el Departamento de Estado, así como correos electrónicos del entonces presidente Barack Obama y, posiblemente, información del Congreso. Las memorias USB nunca fueron revisadas como parte de la investigación a Clinton, contrariamente a la recomendación de un borrador de memorando del FBI. El informe de la OIG del Departamento de Justicia también muestra que las memorias USB deberían haber sido revisadas inmediatamente con el propósito de ver inteligencia extranjera, pero no lo hicieron.

El FBI también obtuvo reportes de inteligencia que analizan supuestas comunicaciones entre la congresista Debbie Wasserman Schultz (demócrata por Florida), quien en ese momento presidía la Convención Nacional Demócrata (DNC) y dos personas que trabajaban para la Fundación Soros Open Society. Los reportes de inteligencia alegaban que el gobierno de Obama intentó sabotear la investigación a Clinton y proteger su candidatura. El anexo de la OIG del Departamento de Justicia sobre Clinton muestra que Comey, McCabe y Strzok, entre otros, no realizaron investigaciones serias para determinar la veracidad, o la falta de ella, de los reportes de inteligencia.
El 5 de julio del 2016, Comey exoneró a Clinton en una declaración pública sobre la investigación y recomendó al Departamento de Justicia que no emprendiera ninguna acción legal para exigirle responsabilidades. La supervisión de Grassley reveló que Comey planeaba exonerar a Clinton incluso antes de entrevistarla. Semanas después, el 31 de julio del 2016, el FBI de Comey abrió formalmente la investigación fraudulenta Crossfire Hurricane sobre la falsa colusión del presidente Trump con Rusia. Ese día, Strzok le envió un mensaje de texto a Lisa Page, abogada del FBI, diciendo: «Y demonios, esto es trascendental. Porque esto importa. Lo otro también, pero fue para asegurarnos de que no lo arruináramos. Esto importa porque esto IMPORTA. Me alegra mucho estar en este viaje contigo».
Grassley citó el manejo de la investigación a Clinton por parte de Comey como evidencia de que Comey carecía de la capacidad de mantener la confianza del público en el FBI y, por lo tanto, fue despedido legítimamente.
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