Esto publicó el Arzobispo Viganò en X, luego de la noticia de la muerte de Bergoglio:
En el 2018, Eugenio Scalfari relató las palabras que Bergoglio supuestamente le confió sobre su visión del más allá:
“Las almas pecadoras no son castigadas: quienes se arrepienten obtienen el perdón de Dios y se unen a las filas de las almas que lo contemplan, pero quienes no se arrepienten y, por lo tanto, no pueden ser perdonados, desaparecen. No existe el infierno; las almas pecadoras simplemente desaparecen”.
Estos delirios heréticos se oponen directamente a la fe católica, que nos enseña que existe un Juicio particular para cada uno, del que Bergoglio no pudo escapar. Por lo tanto, su alma no ha desaparecido ni se ha disuelto: tendrá que rendir cuentas por los crímenes que ha cometido, en primer lugar, haber usurpado el trono de Pedro para destruir la Iglesia católica y perder tantas almas.
Pero si este no-papa y antipapa ya no puede dañar al Cuerpo Místico, aún quedan sus herederos: los subversivos a quienes ha nombrado inválidamente «cardenales» y que desde hace tiempo se organizan para asegurar la continuación de la revolución sinodal y la desestructuración del papado. Los apoyan también los cardenales y obispos conservadores que se han cuidado de no cuestionar la legitimidad de Jorge Bergoglio. Sobre estas personas recae la mayor responsabilidad del resultado del próximo cónclave.