The Kate Awakening
18JUL2024

Llámame negativa, pero no creo que nadie esté mirando el estado de la humanidad, ya sea a través de una ventana o de una pantalla y pensando: “Es perfecto.”

 

 

 

Algo en lo que probablemente todos, colectivamente, podríamos estar de acuerdo es en que la sociedad está rota. Y, debido a esa fractura, es bastante difícil para cualquiera ser feliz.

La sanación es el proceso de volver a sentirse completo. Las palabras curación, integridad y santidad en realidad comparten la misma raíz. La santidad significa sentirse completo, puro e interconectado: con uno mismo, con los demás, con la vida y con Dios. El dolor es una señal de que una parte se ha desconectado del todo. Y la enfermedad es la presencia de impureza, algo que perturba el todo.

Ser un todo es poseer un estado indivisible y completo, donde todas las partes están integradas armoniosamente. Para que algo sea genuinamente completo, también debe ser puro. Cualquier forma de impureza introduce un elemento de perturbación o de división, socavando la integridad del todo.

Ese principio está resumido por nuestro sistema legal en la frase “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”. La integridad de la verdad depende de esos otros dos factores. La verdad parcial es tan buena como una mentira. Mientras que “nada más que la verdad” enfatiza la importancia de la pureza, descartando información superflua u opiniones personales que puedan distorsionar o restar valor a los hechos.

Todo esto suena como una tarea muy difícil cuando se trata del estado del mundo. Entonces, ¿cómo podemos siquiera empezar a imaginarnos cómo lograrlo?

Tolstoi dijo una vez: “Todo el mundo piensa en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.

Así como no se puede tener un bosque frondoso hecho de pequeños y tristes árboles de navidad, no se puede tener una sociedad sana formada de personas enfermas. Dado que la sociedad es sólo un conjunto de individuos, deberíamos empezar por ahí.

Como digo, creo que el macrocosmos y el microcosmos a veces son sólo una cuestión de perspectiva. Sí, ya sé que se supone que no debemos considerarnos el personaje principal o el centro del universo, pero seguramente, en el contexto de nuestras vidas, somos Forrest Gump. Todo lo demás sólo sirve como papel secundario. Incluso John Lennon y JFK jugaron pequeños papeles. En términos de lo que podemos cambiar, SOMOS el macrocosmos.

Sanarnos a nosotros mismos es lo que causa la onda exterior. Nuestro movimiento como individuo al principio causa un pequeño cambio en la superficie de nuestro océano colectivo, con ondas más amplias y más fuertes a medida que se extienden e interactúan con su entorno, amplificando sus efectos e influencia. No debemos subestimar el poder de cambios aparentemente pequeños en nosotros mismos.

La experiencia del individuo que se completa es de tan profunda satisfacción, que nos permite manifestar cualidades como la compasión, la compostura, la gracia, la generosidad y la tolerancia. Un cambio en estas áreas dentro de nosotros seguramente tendrá un efecto en casi todas las personas con las que entremos en contacto, ya sea que nosotros o ellas lo percibamos inicialmente o no.

Creo que, en este momento, hay cosas sobre nuestra interconexión como seres vivos que no se pueden entender ni con la ciencia ni con la lógica. Parecería que el mono número 100 que lavó su camote fue el punto de inflexión para que de alguna misteriosa manera se extendiera el comportamiento a otros monos en islas cercanas sin contacto directo. Pero solo lo sabemos porque primatólogos japoneses los estudiaron cuidadosamente. ¿Qué pasa con todos los demás fenómenos que pasan desapercibidos o no son considerados? ¿Será posible que a veces un cambio en un solo ser sea suficiente para alcanzar una masa crítica? ¿Existe algo así como una conciencia colectiva a la que todos estemos conectados sin darnos cuenta? Personalmente creo que sí, absolutamente.

¿A dónde nos lleva esto? La enorme tarea de sanar a la sociedad comienza con el individuo. Por arduo que parezca, al centrarnos en curarnos a nosotros mismos, nos convertimos en catalizadores de un mundo más saludable y más armonioso. Este efecto dominó, iniciado por nuestros esfuerzos individuales, tiene el poder de transformar la sociedad desde adentro hacia afuera. Entonces, comencemos por nosotros mismos y confiemos en el profundo impacto de nuestro crecimiento personal, en el mundo que nos rodea. Creo que somos mucho más importantes y poderosos de lo que creemos.


Fuente:

https://thekateawakening.substack.com/p/wholly-sht

Por Ileana

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