En el límite norte de la ciudad de Lima, se levanta el cerro San Cristóbal, invadido hoy por las ‘barriadas’.
Se eleva a 406 metros sobre los terrenos adyacentes y remata su cumbre una pequeñísima meseta, trabajada en la piedra, ocupada por pequeñas construcciones y por las bases de una cruz que se ilumina en la noche.