Publicado por The Gateway Pundit (TGP) el 11-NOV-2021:
Hoy TGP recibió un mensaje del arzobispo Vigano sobre la libertad de la tiranía disfrazada de vacuna. Compartimos esto en su totalidad.
El arzobispo Vigano compartió:
Permítanme enviarles el mensaje que el Dr. Robert Kennedy jr con su Fundación (Children’s Health Defense – Defensa de la Salud Infantil) me pidió revelar con motivo de una importante manifestación en Berna (Suiza), contra la dictadura de la salud, este viernes 12 de noviembre. El día 13, el Dr. Kennedy también estará en Milán para otro evento, en el que también participará nuestro amigo en común Francesco Toscano.
Texto Completo de la Carta del Arzobispo Vigano:
Queridos amigos, muchos de ustedes nunca hubieran pensado que Suiza eventualmente seguiría a Italia y a otras naciones adhiriéndose débilmente a los dictados de la élite, incluso en el asunto de la emergencia pandémica. Su Confederación, de hecho, ya está muy por delante de otros países en el camino de la globalización, y la huella del Nuevo Orden Mundial está muy marcada en la vida de las grandes ciudades suizas.
Y así como Suecia se salvó de los encierros y las máscaras, uno habría creído que también en Suiza las medidas de supuesta contención del contagio habrían adoptado el modelo fallido del que Italia es en cambio un ejemplo trágico.
Por otro lado, ya que el Foro Económico Mundial tiene su sede en Davos, algunos de ustedes podrían haber esperado que Klaus Schwab les hubiera impedido experimentar de primera mano lo que le espera a toda la humanidad, si siquiera permitiéramos que su absurdo Gran Reset fuera completado, el cual fue compartido por la ONU con el nombre de Agenda 2030.
Y sin embargo, si piensas en lo que se te mostró el 1 de junio del 2016, con la inauguración del túnel de San Gotardo, deberías tener una idea sobre los principios inspiradores del Nuevo Orden Mundial.
Ustedes están aquí hoy para protestar contra el endurecimiento de las medidas sanitarias y de control adoptadas por el gobierno federal suizo con el pretexto de la denominada pandemia. Lo que le espera a Suiza, como saben, ha sido adoptado total o parcialmente por otras naciones, incluida Italia. La discriminación contra los no vacunados ya es una realidad en muchas naciones, como lo es el rastreo de ciudadanos mediante el pasaporte de vacunas, la suspensión de salarios para quienes no se someten al control, y la posibilidad de que las autoridades públicas legislen en derogación de leyes ordinarias y de la Constitución.
Pero permítanme hacerles algunas preguntas.
¿Están protestando por una limitación de sus libertades constitucionales, o porque se dan cuenta de que estas primeras medidas de control son solo el primer paso de una cancelación progresiva de su libertad individual — absorbida por un Estado/médico que decide por tí, cómo tratarte? ¿de un Estado/amo que decide si y cuándo puedes salir de casa, trabajar, ir a un restaurante y viajar?
Si lo que quieres es solamente ser libre de hacer lo que quieras, tu manifestación no tiene sentido.
¿Se están manifestando contra el Pase Verde (Green Pass) y aún así aceptan la narrativa sobre la pandemia y las vacunas, o se han dado cuenta de que esta farsa colosal se basa en un virus producido en un laboratorio que se ha propagado para crear una pandemia de emergencia que daría un pretexto para poner bajo control a toda la humanidad?
¿Han salido a las calles porque les molesta tener que escanear su código QR para entrar en su oficina o fábrica — y sin embargo, ya han sido inoculados con el suero genético experimental? ¿O se han dado cuenta de que las así llamadas vacunas son ineficaces, existe el riesgo de efectos secundarios adversos incluso graves a largo y corto plazo, las empresas farmacéuticas que los están utilizando como conejillos de indias no tienen ninguna responsabilidad, y que si se enferman o mueren no tendrán que pagar daños ni responder penalmente ante ningún tribunal?
Y finalmente, ¿han decidido protestar porque la libertad de no ser sometido al control de salud es la misma libertad en cuyo nombre ustedes creen que tienen el derecho a matar a los niños en el vientre de la madre, a los ancianos y a aquellos que están enfermos en sus camas de hospital? ¿Es esa la misma libertad que legitimaría las uniones homosexuales y la teoría de género? ¿Es esa la libertad a la que ustedes apelan? ¿La libertad de ofender la Ley de Dios, blasfemar Su Nombre, violar la ley natural que Él ha escrito en el corazón de cada ser humano?
Porque si lo que quieres es solo ser libre para hacer lo que quieras, tu demostración no tiene sentido. Son precisamente quienes te hablan de igualdad de género, derecho a la «salud reproductiva», a la eutanasia, a la maternidad subrogada y a la libertad sexual quienes hoy los tienen a todos ustedes en sus garras, decidiendo lo que es correcto para ustedes en nombre de «su buena» salud pública o la protección del planeta. Son ellos quienes en poco tiempo unirán el Green Pass con su documento de identificación digital, con su cuenta bancaria, con sus impuestos, salario, seguridad social y estado de salud, y al hacerlo — por «su bien» — ellos podrán decidir si puedes trabajar, viajar, ir a un restaurante y comprar un bistec o más bien algunos insectos.
Esa libertad te hizo creer que eres «libre» mientras que los que quieren que seas esclavo obediente te dejan correr alargando la correa, dándote la ilusión de poder hacer lo que quieras, de tener el «derecho» a abortar, a vivir en contra de los preceptos de la moral cristiana, a poder comportarte como si Dios no existiera, como si nunca tuvieras que presentarte ante Él el día del juicio.
Pero esto no es libertad; es licencia. Es libertinaje — la libertad de dañar tu alma, ciertamente no es la libertad de vivir honestamente para merecer el paraíso. La verdadera libertad es, en cambio, la capacidad de actuar dentro de los límites del bien, y esa es la libertad a la que debes aspirar. Esa es la libertad que debes reclamar con valentía y orgullo. Esa es la libertad que «os hará libres» (Juan 8:32).
Es la libertad de elegir no dejarse engañar por las promesas de aquellos que te ofrecen un mejor futuro eco-sostenible, inclusivo, tolerante, resiliente y de género fluido mientras te obligan a comprar solo los productos que han puesto a disposición en Internet, a pedir el almuerzo y la cena a través de delivery (reparto a domicilio), a recibir tratamiento con telemedicina, a seguir lecciones de aprendizaje a distancia y a no ir a la oficina a través del «trabajo inteligente» (por internet).
Me refiero a la libertad de decir no a quienes — al vislumbrar el progreso en el mundo del trabajo y mostrarte con entusiasmo el tiempo libre que podrás disfrutar con la reducción de horas de trabajo — están reduciendo tu salario, eliminando tus protecciones sindicales, privandote de los medios de subsistencia para mantener a una familia, forzandote a vivir en apartamentos cada vez más pequeños y anónimos que están siempre más lejos en las afueras de la ciudad. Decir no a los que primero te privan de la autonomía de un trabajo creando desempleo y eliminando las especializaciones profesionales, y luego ofreciéndote los ingresos de la ciudadanía para convertirte en esclavo — chantajeado por un Estado que decide en qué condiciones puedes trabajar.
La libertad que debes reclamar es la de no aceptar débilmente la narrativa de los medios, el colosal fraude de toda una categoría subordinada a la élite, comprometida en difundir mentiras y censurar la verdad, pagada para apoyar el poder y reprimir la disidencia; la libertad de exigir que los periodistas redescubran la dignidad de la ética y la conducta profesionales y no la infamia de la esclavitud cortesana a los amos que nunca pueden obtener suficiente poder.
Es una batalla trascendental, en la que lo que está en juego son los destinos de la humanidad en su conjunto así como también los de cada uno de nosotros individualmente, tanto en el tiempo como en la eternidad.
La libertad de expresión que todos ustedes deberían invocar, y sobre todo aquellos de ustedes que tienen roles de responsabilidad o ejercen profesiones relacionadas con la presente emergencia — médicos, paramédicos, fuerzas de la ley, jueces, políticos — es la libertad de exponer la corrupción, conflictos de interés, silencio y complicidad de un sistema basado en el engaño, el fraude, el terrorismo psicológico y la manipulación de la verdad. La libertad de negar tu consentimiento a un crimen de lesa humanidad que se está llevando a cabo con despiadada determinación.
Podemos preguntarnos si, con la victoria de este referéndum el 28 de noviembre, algo cambiará. La Constitución suiza favorece la participación activa de sus ciudadanos y dará una fuerte señal al Consejo Federal para que desista de sus intenciones. Pero no crean que su batalla por los derechos fundamentales termina aquí: el ataque es a nivel mundial y cada uno de nosotros debe ser consciente de la amenaza que ahora se cierne sobre cada uno de nosotros.
No se trata de un enfrentamiento en el que podamos vencer al enemigo común solo con el esfuerzo humano; se trata de una batalla trascendental, en la que lo que está en juego son los destinos de la humanidad en su conjunto así como también los de cada uno de nosotros individualmente, tanto en el tiempo como en la eternidad. Y sobre todo, los proponentes del Gran Reset son intrínsecamente anticristianos y anticrísticos, porque ese «nuevo orden» no es otra cosa que el caos infernal.
Se te ha dado la oportunidad de decidir — no solo si el Pase Verde es ilegítimo, sino si quieres renunciar definitivamente a lo que queda de tu libertad, permitiendo que te impongan la pesadilla distópica de una tiranía que hoy es una dictadura de la salud y mañana será ecológica o transhumana. Y que Dios ayude y proteja a quienes le pertenecen.
Fuentes:
AB Viganon – Demonstration … by Jim Hoft
Hay que tener en cuenta, que los países que más se caracterizaban por «su libertad» están siendo los más afectados: Canadá, Austria, Suiza, Australia y Nueva Zelanda, con dictaduras inimaginables hace dos años.
La A-2030 es todo lo que dice el Arzobispo Viganó: aborto, eutanasia, lgtb+ y todas esas aberraciones promovidas desde la Fundación Rockefeller desde hace décadas.
Ya a principios del S. XX se arrogaron la potestad del feminismo cómo un triunfo sobre los valores familiares, para que la mujer, en su necesidad creada de ser igual al hombre y querer trabajar, dejara la «educación» de sus hijos a manos del estado para poderlos adoctrinar.
Es un triunfo de las élites.
Quien no comprenda, a día de hoy, de que gobiernan los mismos desde la época de Babilonia, sigue dormido.
Los Orsini, los Colonna y todas aquellas familias descendientes de Julio César, los llamados «Nobleza Negra Veneciana», están ahí, en la sombra, pero arriba del todo y, los pobres «filántropos», que son la cara visible de ellos, son totalmente prescindibles: tontos útiles a los que se ha dado mucho dinero para llevar a cabo la reducción y la sumisión.
Parece ser que ya somos muchos para controlarnos debidamente. Nos quieren menos para un mejor manejo.
Sólo la creencia en Dios y en la Iglesia Preconcilar y Tridentina, la auténtica, nos salvará.
Juan XXIII organizó el Concilio Vaticano II en 1962, desde entonces, la Iglesia de Cristo anda perdida en políticas.
Me gustaría que investigaran un poco todo esto para ver por dónde andamos.
Y también los informes Kissinger, sobre todo el titulado «Armas silenciosas para guerras tranquilas», si no recuerdo mal, de 1973.
Gracias por su gran labor.