En el 2012, un investigador de la Universidad de Iowa, llamado Jack Scudder, financiado por la NASA, observó un misterioso fenómeno.

Cuando un campo magnético de la Tierra se conectó con el campo magnético del Sol, se creó entre ellos un portal a lo desconocido.

Scudder nombró a estos fenómenos, puntos X.

La NASA intrigada por la teoría de Scudder, mandó una nave no tripulada a uno de estos huecos magnéticos. Esta sonda reveló que el punto X tenía el potencial de transportar objetos directamente a la atmósfera del sol, a unos 93 millones de millas de distancia.

A pesar que este descubrimiento fue muy emocionante, ya que tenía la habilidad de cambiar la física como se conocía, y abrir posibilidades para un mejor entendimiento de cómo es que funciona nuestro universo, la comunidad científica se mantuvo dividida.

Y sondas más profundas de los puntos X han demostrado ser un desafío. Son inestables, invisibles y su comportamiento es difícil de predecir.

Pero, qué pasa si hay indicadores que puedan ayudar a los científicos a localizar los puntos X a gusto?

Y, es posible que estos indicadores hayan sido usados hace miles de años?

Por Ileana

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